Sin casi ver el horizonte proyecta él su destino realizable. Cuestinandose asi mismo, lo envuelven innumerables crepusculos de frustración, pero a pesar de todo sabe y se siente dueño y poseedor de una gran seguridad que trasunta en un atisbo de felicidad permanente. Sabedor él del trajinar tempestuoso de su dia a dia parece ser un aspirante a mago de la sobrevivencia, equilibrista de las cirscunstancias, arquitecto de su propio y particular edificio que ladrillo sobre ladrillo contruye con la paciencia del alfarero moldeador de una pieza particular hija de si mismo y de sus manos.
Cuando piensa en fugaces instantes caoticos cree ser constructor de un castillo de naipes, pero rapidamente el aire como un padre despeja de él ese espejismo que confunde a los pacientes discipulos de este mundo de dolor. Y ahi recuerda ya su origen, y ahi reagrupa todo su ser nuevamente para encauzar otra vez el rumbo de si mismo.
Oh! que fabula real y existente el mundo de lo ignorantes y sufrientes seres humanos.
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